Casimiro.
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Sin duda no sabe usted
que un mico andivina mucho.
«Si me los pidiera Cuana,
Cosefa, Casinta ú Rosa,
ó Quetrudis.... ó su hermana,
no solo versos, que aun prosa
les diera do buena gana.
Ya que con esta ó aquella
paso á paso y mano á mano,
con lús de sól ú de estrella
puede andar un siudadano
de Paipuerta a Chirivella.
Pero tú, ¿a qué me atormentas
con tu cartapasio esterno,
si entre los signos c'ostentas
no hay nota que valga.... un cuerno?....
Y sino.... vamos á cuentas. (Raspaeta)
Lo primero con que m'hallo,
si empieso por el paraque
ahón tiene la cresta el gallo,
es un moño tan salvaque
cual la cola d'un caballo.
Yo no sé quien te lo empastra,
ni que mano te lo peina,
mas curo por mi madastra
que á un tomulto nos arrastra,
la anarquia que en él reina.
Pénchante á un lado dos risos,
con tres que á la parte opuesta
llevas tambien colgadisos,
siendo los cinco postisos
para coronar la fiesta.
Y aun no es esto lo mas duro,
ni lo mas chocante y raro,
sinó el ser, segun reparo,
unos de castaño oscuro,
y otros de un roco muy claro.
Tienes los ocos d'hormiga,
la narís.... ¡maldita sea!...
con mas granos qu'una espiga,
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