Pàgina:Obres de Ramón Llull (1886).djvu/139

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infernats qui seran colpables a Deu[1] per glotonia e per embriaguea? § Respos lo juheu: En infern coue esser fam e set en los homens colpables, a demostrar la justicia de Deu; on si en paradis hauia viandes a satisfer al cors glorifficat, no seria signifficat que la present vista que hom haura de Deu, abastas a donar gloria al cors huma; e si no ho fehia, deffayliment de perfeccio seria en la bonea, granea et cetera de Deu; e aço es impossibil e contraria cosa a les condicions dels arbres. § Dix lo gentil: Deman te si en paradis haura hom membrança de aquest mon,[2] ne si ls vns homens hauran conexença[3] dels altres. § Respos lo juheu: Si hom en paradis no hauia membrança de aquest mon, no hauria hom membrança del merit[4] que hom ha cant sa[5] bones obres; e si no n hauia,[6] hom no conexeria la justicia de Deu. E e si ls vns homens no hauien conexença dels altres, los vns no haurien gloria en la gloria dels altres; e si no n hauien, volentat diuina se concordaria ab accidia, enueja e imperfeccio; e aço es impossibil.[7]

  1. Edit. lat. Contra Deum.
  2. Edit. lat. Homo habebit memoriam hujus saeculi.
  3. Edit. lat. Habebunt notitiam.
  4. Edit. lat. Non recoleret merita.
  5. Que hom cant fa.
  6. E si no ho hauia.
  7. Los antiguos hebreos no tuvieron, al parecer, idea alguna del paraíso celeste ó de la gloria de los elegidos. El premio prometido á los buenos limitábanlo quizás á los goces de la vida terrestre, al bienestar temporal en este mundo. Omiso en su ley el dogma de la inmortalidad no vieron acaso que la existencia presente fuese el tráns to para otra existencia futura. Mas los judíos formados en la teología del Talmud creen en el paraíso, que colocan en la séptima esfera celeste, y tiene dos puertas guardadas por setecientos mil ángeles resplandecientes que esperan la llegada de los justos para coronarles de mirto, y convidarles al placer y á la alegría. Parecido al que describe el Korán, no faltan allí ríos de leche, de miel y de vino, mesas de piedras preciosas y árboles que dan deleitosa sombra á infinitas legiones angélicas dedicadas á cantar las excelencias de Dios. En el centro hay el árbol de la vida que lo cubre todo con su ramaje.