Al sortir de Palacio, 'l Duque'm va dir: «Amigo Janet, estoy rendido de debilidad.» ¡Com que no més havía pres xocolata!
«Si Vuecencia quiere, yo aquí tengo unos dulces que traía para S. M. y no he podido obsequiarla.»
«Qué trae V.?»
«Unos borregos del Forn de Sant Jaume, que sé le gustaron mucho cuando estuvo en Barcelona con su Real Madre.»
«Pues, hombre, á ver, que los probaremos; ya se mandarán luego á Palacio. Y son ricos! Ay, que gracia! Borregos les llamais vosotros?»
Ell se'n reya, però axís que'n va haver tastat un, semblava que li tornés lo vigor de la joventut.
«Janet, es V. mi Providencia.»
Aquell present va arribar a Palacio. Podèu contar còm lo va rebre la Reyna, que després no li agradavan altres postres. Y a mi'm va valguer un gran regalo; teníu, es aqueix. —
Y ensenyava un reliquiari ò guardapelo d'or de llumenera!
