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citado monarca firmó carta de venta real en favor de «este noble caballero, su consejero y mayordomo», de la jurisdicción civil y criminal y mero imperio del lugar de Alacuás con los derechos que tuviera en su término, tanto para sarracenos y cristianos del lugar como para transeuntes, por precio de cien florines de oro de Aragón, con objeto no sólo de que acudiera a la restauración del reino de Cerdeña, sino de recompensar al comprador por sus relevantes servicios. Otorgósele también facultad para entender en todas las causas, menos en aquellas de pena de muerte o de pérdida de miembro que se reservaban al rey, prohibiéndole levantar horcas en su territorio, y considerando el monarca como de su exclusiva competencia los crímenes de lesa majestad, heregía, fabricación de moneda falsa, etc.[1]

 Finalizó el año adquiriendo Vilaragut, de Don Juan I, en Monzón, a 11 de diciembre[2], el lugar de Dos Aguas[3], por precio de ciento dieciocho mil sueldos reales de Valencia, con toda su juris-

  1. Juan Jiménez Romeu había cedido en 1349 sus derechos sobre el lugar de Alacuás a Juan Escrivá: el siguiente año, su hermano García Jiménez Romeu, traspasó al citado Escrivá la mitad de Alacuás que le pertenecía, y en 1388 se verificó la venta judicial de dicho lugar, hecha por el Tribunal de la Gobernación de Valencia en favor de D. Ramón de Villaragut, padre de nuestro D. Antonio. El dominio de Alacuás, pasó en el siglo XV a los Aguilar.—Arch. Castillo Alacuás, propiedad de D. Julio Jiménez.
  2. Arch. Reg. Valencia: Enajenaciones, lib. IV. Arch. Cor. de Arag., Reg.º 1929, fol. 178 vto. y siguientes.
  3. Fecha desde la cual fué señor de la baronía de Dos Aguas, no barón de dicho título.