res allí congregados espandiesen y publicasen las obras que tenian hechas de la materia á ellos asinada; é luego levantábase cada uno é leia la obra que tenia fecha, en voz inteligible, é traíanlas escritas en papeles damasquinos de diversos colores con letra de oro ó de plata, é iluminaduras fermosas lo mejor que cada uno podia; é desque todas eran publicadas, cada uno las presentaba al escribano del consistorio...
«Teníanse despues dos consistorios, uno secreto y otro público. En el secreto facian todos juramento de juzgar derechamente sin parcialidad alguna segun las reglas del arte, cual era mejor de las obras alli esaminadas é leidas puntuadamente por el escribano. Cada uno de ellos apuntaba los vicios en ella cometidos, é señalábanse en las márgenes de fuera. E todas así requeridas, á la que era hallada sin vicio, ó á la que tenia menos, era juzgada la joya por los votos del consistorio.
«En el público congregábanse los mantenedores é trovadores en el palacio, é D. Enrique partia dende con ellos como está dicho para el capítulo de los frailes predicadores; é colocados é fecho silencio, yo les facia una presuposicion loando las obras que ellos habian fecho, é declarando en especial cual de ellas merescia la joya, é aquella la traia ya el escribano del consistorio en pergamino bien iluminado é encima puesta la corona de oro y firmábalo D. Enrique al pie, é luego los mantenedores, é sellábala el escribano con el sello pendiente del consistorio é traia la joya ante D. Enrique, é llamado el que fizo aquella obra, entregábale la joya é la obra coronada por memoria, la cual era asentada en el registro del consistorio, dando autoridad é licencia para que se pudiera cantar é en público decir.
«E acabado esto tornávamos de allí á Palacio en ordenanza, é iba entre dos mantenedores el que ganó la joya, é llevábale un mozo delante la joya con ministriles y trompetas, é llegados á palacio hacíales dar confites y vino; é luego partian dende los mantenedores é trovadores con los ministriles é joya acompañando al que la ganó fasta su posada, é mostrábase aquel aventaje que Dios y natura ficieron entre los claros ingenios é los obscuros.»
Quant passá d' aquesta vida lo rey En Martí, las discordias per
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