Las dos germanas
LAS DOS GERMANAS.
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—Lo dematí de Sant Joan—á cullir rosas m' envian
en un jardí que tenim—á la bora de marina
Mes ay! de la oliva
de la oliva n' he nascuda;
mes ay! de la oliva.
que las fa de tres colors—rosa, vera y satalía.»
Lo cassador de la reyna—ja n' ha cassat nit y dia,
no 'n troba llebre, ni dayna—ni de morta, ni de viva,
sino 'n troba una arboreda—que granava y no floria,
y sota de la arboreda—un ginjoler n' hi havia,
y sota del ginjoler—una dama molt bonica.
Los vestits qu' ella portava—n' eran d' or y plata fina
y una camisa d' holanda—mes de cent ducats valia.
Ja la presenta á la reyna—á la reyna de Turquía.
—Veli aqui senyora y reyna—una molt bella cativa.»
La reyna quan la va veure:—«¿D' hont has tret dama tan llinda?»
Ja mana á los seus criats-que la tirin al foch viva,
que quan la veuria 'l rey—d' ella s' enamoraría.
—Ella seria la reyna—y jo fora la cativa.»
Quan va dir estas paraulas—una vella responia.
—Reyna li darè un concell—de los pochs que jo savia,
mes val que la fassa anar—á rentar á la marina,
mentres anirá y vindrá—sos colors blanchs ne perdría.»
Bonica quan hi anava—mes bonica quan venia.
Lo rey se la va quedar—per ferli cuydar sas fillas.
Un dia estava volcant—la mes petita qu' havia.
—Ay filla, la meva filla,—á ma terra te voldría,
te faria batejar—per un frare que hi havia,
y 't posaria per nom—Dona Isabel de Castilla
que tenia una germana—que per nom aquest tenia.»
La reyna estava en lo llit—y estas paraulas sentia.
—¿Sentiu vos lo senyor rey—lo qu' ara diu la cativa?
—Si aixó no voléu que diga—jo la farè cremar viva.
—Aixó si que no 'u faréu—puig á mi me matariau
que si aixó fos veritat—germanas las dos seriam
y juntas al palau eram—en las terras de Castilla.
D' aquest cant havem pogut arreplegar dos versions mes, populars aquí en Catalunya. La una en llenga catalana y l' altra en castellá. Las dos se cantan ab la mateixa tonada que la que acabem de posar en primer lloch. Lo desenllás de la primera d' aquestas duas versions es igual al de un cant popular asturiá.
Lo dia de Sant Joan—fan festa per tot lo dia
ne fan festa 'ls cristians—y 'ls moros de Moreria,
pastan lo pa 'l dia abans—per tenil' cuyt aquell dia.
Los moros del rey ne cassan—ne cassan de nit y día,
ne cassan dins d' una arbreda—que n' está tota florida.
A dessota de l' arbreda—ni ha una font d' aiga viva,
y á dessota de la font—hi ha sentada una nina.
De tan bonica com es—la arboreda relluhia.
Lo vestit qu' ella portava—prou deu ciutats ne valia.
Un moro del rey la véu—y la agafa desseguida,
y de ella ne fa un present—á la reyna de Turquía.
Quan la reina la véu diu:-¿D' hont heu tret dama tan linda?»
Ja te la pots entornar—des d' ara, tot desseguida,
que si 'l rey moro la véu—d' ella s' enamoraria,
tú serias estimada—y jo seria aborrida.»
Ja respon una cambrera—molt petita y atrevida;
—Fássala aná' á rentá' á mar—ó panyos ó robas finas,
que si hi anès á rentar—morena se tornaria.»
Boniqueta quan hi va—quan tornava relluhia.
Un dia li fan anar—que dolor de fret patia.
Se gira de tots costats—veu lo sol que ja sortia,
de la part hont surt lo sol—un cavaller ne venia.
—Dèu la guart hermosa dama—si ab mí venirse volia?»
Quan ne son á mig camí—la dama se posá trista.
—Ell li pregunta 'l perqué—ella ja li responia:
—Si 'l rey moro ho sápiguès—á trossos vos partiria
que de totas sas esclavas—jo so la qu' ell mes s' estima.
—Arrera, arrera 'l cavall—tornémsen' á la marina.
—Avant, avant lo cavall—tornéumen allá hont sò filla,
á aquella casa tan gran—á aquella casa tan rica.
—¿No 'm diria hermosa dama—si germanets ne seriam?
¿Com se deya 'l vostro pare—y en quina terra vivia?
—Mon pare se deya En Joan,—la mare Dona María,
tambè tenia un germá—qu' ara ja un home seria.
—Jo sò ton germá cativa—que 't cerca de nit y dia
tornémsen á casa 'ls pares—á la terra de Castilla.
popular en Catalunya.
Ya se van ya mis morillos—ya se van, ya toman guia.
—Mis morillos, mis morillos—traedme una cautiva
haced que no sea fea—ni venga de villanía.
—«Hallan los condes de Flores—que de Roma se venian
de rogar al Dios del cielo—que les diese un hijo ó hija.
Dice el conde: «Yo soy muerto—y vos condesa cautiva.»
Matan al conde de Flores—y á la condesa cautivan.
La presentan á la reina—la reina de moreria.
—Reina mora, reina mora—mira que linda cautiva!
—Esta si que no es fea—ni viene de villanía,
que es la mujer de un gran conde—que de Roma se venia.
—Dadme un oficio señora,—mas no me quiteis la vida.
—Que vaya á lavar los paños—los paños á la marina
con el sol y la serena—mas negra se volveria.
La reina está embarazada—y así mismo la cautiva.
La reina de tres semanas—la esclava de quince dias.
Quiso Dios por sus fortunas—que parieran en un dia.
La reina parió una hija—y la esclava parió un hijo.
—Traidores de las comadres—las criaturas cambían.
El hijo dan á la reina—y á la esclava la hija.
Un dia estando vistiéndola—estas palabras decia:
—Hija mia de mi alma—hija mia y no parida,
si yo estuviese en mi tierra—como te bautizaria!
El dia de tu bautismo—de toros corrida habria,
y te pondria por nombre—Doña Isabel de Castilla,
que yo tenia una hermana—que así tambien se decia.»
La reina se lo escuchaba—del cuarto donde dormia,
la reina manda á buscar—á la esclava que tenia.
—Repite, repite esclava—las palabras que decias.
—Que si estuviese en mi tierra—mi hija bautizaria
y por nombre le pondria—Doña Isabel de Castilla
que yo tenia una hermana—que este nombre se decia
que moros la cautivaron—una mañanita fria
estando cogiendo flores—al jardin que ella tenia.
—Si esto es verdad esclava—las dos hermanas seríamos.
El rey se lo está escuchando-desde el cuarto en que escribia.
—¿Que teneis la mia reina—que teneis la reina mia?
si te incomoda la esclava—yo pronto quemarla haria.
—Eso si que no lo hareis—pues á mi me matariais
que las dos somos hermanas—hijas las dos de Castilla.
Veuse aquí ara la versiò del cant popular asturiá de que ja n' hem parlat mes amunt.
Romance de D. Bueso
Camina Don Bueso—mañanita fria
á tierra de moros—á buscar amiga;
hallóla lavando—en la fuente fria:
—¿Que haces ahí, mora,—ó hija de judía?
—Reviente el caballo—y quien le traia,
que yo no soy mora—ni hija de judía;
soy una cristiana—estoy aquí cautiva
en poder de moros—diez años habia.
—Si fueras cristiana—yo te llevaria
y si fueras mora—yo te dejaria.»
Montóla á caballo—por ver que decia:
durante diez leguas—no hablaba la niña.
—¿Que tienes señora—que así enmudecias?»
La niña callaba—y no respondia.
De allende los montes—el sol que salia
alumbra los valles—que verdor cubría,
vagan los rebaños—sin pastor ni guia,
y los corderitos—retozan y triscan;
entonces alegre—la libre cautiva
conoce la tierra—adonde nacia,
y dice gozosa—con dulce sonrisa:
—Oh prados alegres—donde siendo niña
mi madre, la reina,—sus paños tendia,
donde el rey mi padre—sus perros corria
y á donde mi hermano—Don Bueso crecia
en hechos de amores—y caballería.
—Dí: ¿como te llamas?—¿De quien eres hija?
—Un rey es mi padre—yo soy Rosalinda,
que malditos moros—me hicieron cautiva
y diez años presa—pasé de mi vida.
—¿Que señas me dabas—por ser conocida?
—Rosa, que en mi pecho—hube al ser nacida.
—Muéstramela luego—mi hermana querida,
que sois la que busco—uno y otro dia.
Abrázanse luego—Don Bueso y la niña,
y hácia el fuerte alcázar—gozosos caminan.
El rey y la reina—que no presumian
hallar tal ventura—cual la que venia,
oyeron del hijo—la grata noticia.
Torneos armaron,—fiestas mil hacian,
y dan á sus hombres—preseas muy ricas,
la infanta casaron—de allí á pocos dias
con noble marido—que un reinado habia.
Partióse Don Bueso,—que partir queria
y va caminando—mañanita fria
á tierra de moros—por buscar amiga.
- ↑ D' aquesta versiò castellana se 'n pot veure una de molt complerta que 'n contè lo Romancerillo de En Manel Milá pag. 123.